...dijo Nuestro Amado. Recordemos hacer todo lo que hacemos, diariamente, como si fuera para Él.
Aquel vecino que no soportamos: es Él.
Aquel compañero de trabajo: Jesús.
Ese familiar difícil: Él!
Nuestra pareja: Él.
Es maravilloso notar cómo se transforma nuestro corazón y nuestro sentir, inmediatamente, cuando vemos al otro como si del Señor mismo se tratara.
Quiera Dios bendecirnos con el recuerdo constante de este pensamiento, para lograr, con la ayuda del Espíritu Santo, un poco de Cielo a nuestro alrededor. Y así poder llevar alegría y paz a los demás!
(poco mérito es la Misa diaria con cero caridad...)
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