“Se les pide vigilancia. Esta vigilancia significa, de un lado, que el hombre no se encierre en el momento presente, abandonándose a las cosas tangibles, sino que levante la mirada más allá de lo momentáneo y sus urgencias. De lo que se trata es de tener la mirada puesta en Dios para recibir de Él el criterio y la capacidad de obrar de manera justa. Por otro lado, vigilancia significa sobre todo apertura al bien, a la verdad, a Dios, en medio de un mundo a menudo inexplicable y acosado por el poder del mal. Significa que el hombre busque con todas sus fuerzas y con gran sobriedad hacer lo que es justo, no viviendo según sus propios deseos, sino según la orientación de la fe”
(Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Segunda parte. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección. Madrid 2011, Ediciones Encuentro. Páginas 333-334)
Hola Susana!! Mucho tiempo sin visitarnos, pero aquí estoy.
ResponderEliminarYa que estamos en Cuaresma y según nos marca la Iglesia, sigamos en el camino de la conversión, no solo en este tiempo , sino siempre, porque la fe si se alimenta crece, pero sino esa orientación de la fe, se queda paralizada.
Con ternura
Sor.Cecilia
Hola, bienvenida!! amén, muy ciertas tus palabras, sigamos caminando...
ResponderEliminarUn abrazo!!